Un pastel suave y equilibrado, elaborado con calabaza y un toque sutil de especias que no abruma, pero realza el dulzor natural de la calabaza. La textura cremosa del pastel se complementa con una base ligera, sin robarle protagonismo. Para un contraste perfecto, se sirve con helado de vainilla, que añade frescura y un toque clásico sin opacar el sabor principal. Cada bocado es una mezcla simple pero agradable, sin exagerar en complejidad, ideal para quienes disfrutan de un postre sencillo pero bien ejecutado.
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